Fragmentos

Los cajones están repletos de fragmentos, trozos de algo que resultó no ser, quedó a medias, o sencillamente no era el momento para su ejecución final. Marguerite Yourcenar comentaba acerca de su Yo, Adriano, que cuando abordó la obra era demasiado joven. No tenía la capacidad de gestionar la magnitud de semejante monumento literario. Sencillamente, carecía de la experiencia; el momento no era el adecuado. Imagino que ese Yo, Adriano sería un fragmento enorme durante años, hasta que decidió retomarlo y convertirlo en la obra magna que hoy conocemos (y si no conoces, deberías conocer).

Vaya por delante que no aspiro a la conclusión de Yourcenar. Que cuelgue trozos de cosas inacabadas no tiene mayor relevancia que el mero entretenimiento de poder compartirlo: me atrae. Algunos fragmentos seguramente carezcan de interés narrativos. Otros son meros ejercicios que, si consigo depurar, quizá algún día se conviertan en relatos. Quizá, De momento, lo firmaremos (autor/lector) como mera curiosidad… Quien quiera, allá vamos.

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